Reconfiguraciones y subversiones. Presentación Revista Diagrama Nº4

Este texto fue elaborado para presentación de la revista Diagrama Nº4 el día 3 de diciembre de 2020

El 13 de marzo del presente año recibí la invitación para elaborar un texto sobre archivos y la revuelta social que se había llevado a cabo a finales del año 2019. En mi caso particular, estaba desarrollando un proyecto que reflexionaba sobre los archivos y colecciones gestadas con posterioridad al 18 de octubre, por lo que tal invitación vino a concretizar en escritura algunas de las reflexiones que ya estaba desarrollando en ese momento. Me imagino que gran parte de los autores de este número fuimos convocados de la misma forma, esta sería la manera más sencilla de entender por qué tanta coherencia editorial dentro de un sólo número. Justamente, dentro de tal coherencia es donde enfocaré esta presentación. 

El Nº4 de la revista Diagrama que aquí nos convoca se transforma en un documento editorial que aúna múltiples voces, localidades, edades, profesiones e intereses, a pesar de tal diversidad, nos damos cuenta que todos navegamos en símiles experiencias que han determinado conceptos, terminologías y problemas comunes. ¿Qué podría ser más interesante –y paradójico– en este momento, que un grupo de autores demos cuenta colectivamente de las huellas, efectos y resultados de un contexto tan particular como el de estos últimos meses? 

Al leer los textos de este número me parece fenomenal poder observar empíricamente que una de las tesis de la cual más he referido en el texto que aquí escribí (como en otros textos) es y seguirá siendo un emblema para entender el pensamiento y la producción contemporánea. Deotte, al igual que Benjamin, Lyotard, Ranciere entre otros, han insistido en el impacto de la técnica en la sensibilidad común del pueblo, y a su vez, como esa sensibilidad gesta y produce una determinada técnica. Como ya mencioné, aquí, los textos, imágenes, obras, pensamientos, cuestionamientos y problemas se hacen común, pareciese que todos estamos observando este contexto desde similares lugares.

Este número se inicia con la obra fotográfica próceres de Paz Errázuriz, cuerpo que nos da la espalda, ocultando rostro e identidad. Aquí se recalca más bien el proceso de elaboración de una escultura representativa y de carácter memorial, que como podremos ver más adelante, se transforma en un atisbo de aquellas propuestas reconfiguradoras, como por ejemplo, ¿qué entendemos por patrimonio, memoria y poder?. 

La disposición del índice no sólo permite referenciar el número de páginas donde se aloja cada texto, sino que este es utilizado para dar cuenta de una propuesta editorial clara y pensada a niveles gráficos y conceptuales. Los conceptos de Expansión, Relación y Mediación proponen una lectura distinta al orden cronológico en que aparecen los textos dispuestos en página, por tanto, magistralmente la edición de esta revista nos propone dos caminos distintos para acceder a su contenido. 

En el caso gráfico, vemos como el núcleo de expansiones está compuesto por dos grupos de textos: En el núcleo más interno se encuentran aquellos textos con una clara presencia del yo: Camnitzer reflexiona sobre su propio pensamiento y producción en este momento de pandemia, mientras que Flores analiza el trabajo particular de Paz Errazuriz y, por otro lado, Marcela Ilabaca nos provee de algunos adelantos en torno al próximo libro de Sergio Rojas. En una segunda capa de este centro tenemos los textos de Rosario Montero y Alejandra Prieto, los cuales claramente toman un distanciamiento al yo, para ir ampliando esa mirada a un nosotros. La condición gráfica que aquí analizo continua con otros textos incluidos en la sección de Relaciones y Mediaciones, diferenciándose entre ambos principalmente en el carácter metodológico de la escritura y el tema abordado por cada autor. 

Para no extenderme mucho, pasaré a la segunda lectura, que tiene una relación cronológica con la aparición de los textos y que para mi, se vuelve mucho más atractiva debido a la complementariedad entre los textos, como también en dar cuenta de la insistencia de algunos términos y problemas comunes.

Los textos editoriales de Zamudio y Josch dan cuenta de que este 4to número está enfocado en los contextos actuales, tanto el local (estallido social) como el internacional (pandemia). Luego, Luis Camnitzer cuestiona el trabajo museal amparado en la experiencia aurática de requerir el espacio físico para acceder “correctamente” a la obra. Sugiriendo que la actual pandemia podría ser capaz de reconfigurar nuestras relaciones con la experiencia que se ha llevado a cabo con los objetos de arte. A ello me pregunto ¿será que estas crisis se han transformado en un dispositivo disruptivo que cambiará definitivamente nuestras experiencias?. Quizá, la propuesta reflexiva de Mariairis Flores nos daría algunos atisbos sobre ello. Por medio de la reflexión de la obra Próceres de Errazuriz, más la revisión de algunos actos iconoclastas como el arrojo de estatuas y monumentos, daría cuenta de la actual posición subversiva que ha dejado el estallido social, pretendiendo construir nuestra memoria de manera colectiva e implicada por medio del cuestionamiento de ¿qué imágenes nos representan y con cuáles de ellas desistimos rotundamente? Posterior al texto de Flores, vendría el mio, en el cual analizo también el patrimonio pero centrándome principalmente en las respuestas sociales, comunitarias y autogestionadas para dar analizar algunas colecciones y archivos colectivos, donde el pueblo era quien se manifestaba, producía, registraba, ordenaba, clasificaba y constituía su propia memoria. Más adelante, este relato es continuado por Marcela Ilabaca y Rojas, quienes aportan con una nueva arista que podría condensar algunos de los problemas ya mencionados, por ejemplo, “el asunto del fin” se podría transformar en un patrón que constituye época”. Sí, están escuchando bien, nuevamente emerge el término de Época. Sin que Rojas, Ilabaca, Flores o yo nos uniéramos a escribir, estamos dialogando con símiles conceptos que concatenan positivamente esta edición, y a su vez, daríamos cuenta de una puesta en escena común. El fin del que habla Rojas, podría extrapolarse a las reconfiguraciones conceptuales en torno a aquellos paradigmas e ideas tradicionales como la memoria, el patrimonio y el poder, los “fines”, desenlaces y reconfiguraciones que aquí se presentan, podrían ser definidos por Rojas como un clima epocal. Donde lo que tradicionalmente ha sido instaurado clamaría por su reestructuración. En total sintonía, Adrian Gouet nos presenta un trabajo gráfico y visual que retoma la tesis sobre la historia de Benjamin, poniendo énfasis sobre el poder de las imágenes como dispositivo y resultado de la subjetividad de una determinada época. 

Posteriormente, Rosario Montero, también reflexiona sobre la técnica, en especial la fotográfica. Aquí la autora da por sentado algunos de los problemas ya mencionados por autores anteriores (nuevamente insisto, como si todos nos hubiéramos sentado a escribir juntos), pero también, incorpora un nuevo problema, ya no radicado en los productos culturales y artísticos ya existentes, sino que más bien en la práctica fotográfica. La autora, en palabras de Peirce, lo define como una “ecología de la relación”. Más adelante y saltándose varios textos podríamos continuar con esta ecología por medio del texto de Pamela Reyes, quien daría cuenta cómo el arte aportaría a la recuperación de comunidades afectadas por desastres y catástrofes. Este texto se sumaría a aquellas propuestas que consideran que el carácter subversivo devendría de todo procesos de reconfiguración. 

Para finalizar, me gustaría reiterar que este escueto análisis editorial nos permite acceder a un paneo de reflexiones sobre lo común que nos acontece hoy en día. Cada uno de sus autores, incluyéndome entre ellos, proponemos nuevas lecturas frente al actual panorama, poniendo el quehacer cultural y artístico como un posicionamiento crítico con el cual dialogamos con nuestro entorno. 

Muchas gracias,

Descargar revista

Agregar un comentario